Universidad y Ciudad, un vínculo luminoso de más de 400 años

Pedro Yanzi Ferreira
Por Ramón Pedro Yanzi Ferreira
Prorrector de Fortalecimiento Institucional – UNC

El 6 de julio de 1573 Jerónimo Luis de Cabrera Zuñiga y Toledo fundó la ciudad de Córdoba de La Nueva Andalucía, a orillas del río Suquía, en un sitio llamado Quizquizacate por los lugareños, «Encuentro de los ríos» en idioma sanavirón. El nombre con el cual Cabrera bautizó la ciudad fueen homenaje a su ciudad natal, Córdoba, en la región de Andalucía, España. Buscaba alcanzar dos objetivos:por un lado, disponer de una salida al Océano Atlántico, creyendo que la Laguna de Mar Chiquita era una bahía de este océano; su segundo propósito consistió en la encantadora Ciudad de Los Césares. Pero por desobedecer las órdenes del virrey del Perú al fundar la ciudad de Córdoba al sur de la jurisdicción que le fue asignada, Cabrera fue perseguido, apresado y condenado a muerte. Sin embargo, al ser hidalgo obtuvo “la gracia” de no ser muerto con “garrote vil”, razón por la que fue trasladado a Santiago del Estero y ejecutado el 17 de agosto de 1574.[1]

La Manzana Jesuítica, se encuentra radicada en la ciudad de Córdoba, que fue uno de los núcleos de la antigua Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús. Comprende el Antiguo Rectorado, el Museo Histórico, la Biblioteca Mayor, el Salón de Grados, Decanato de la Universidad Nacional de Córdoba, y el Museo Histórico de la Facultad de Derecho, etc., la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Capilla Doméstica, la Residencia de los Padres Jesuitas y el Colegio Nacional de Monserrat integran los rincones de la Manzana Jesuítica de Córdoba.

Este conjunto,y las cinco estancias jesuíticas situadas en las sierras cordobesas, albergan edificios religiosos y seculares ilustrativos de una experiencia religiosa, social y económica sin precedentes, que se llevó a cabo entre los siglos XVII y XVIII con una duración de más de 150 años.Dicho legadoque condensa algunas de las máximas expresiones del arte barroco en Latinoamérica, como es el caso de las bóvedas pintadas y los retablos de la Iglesia y de la Capilla Doméstica, tiene una ubicación privilegiada en el casco céntrico.

La intensa labor realizada por los religiosos de la orden de San Ignacio de Loyola dejó su impronta en estas tierras. Los primeros jesuitas en llegar fueron los padres Francisco Angulo y Alonso Barzana, quienes arribaron a Córdoba el 2 de febrero de1587. La instalación definitiva de la Orden se produjo el 20 de marzo de 1599. En ella se asentaron los primeros sacerdotes jesuitas para efectuar su proyecto educativo y evangelizador religioso que formaba parte de la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola (1491-1556) en 1539. La Orden fue expulsada del territorio americano en 1767.

La primera Universidad creada en el territorio americano corresponde a Santo Domingo, en 1539, que guio el establecimiento de los diversos núcleos universitarios. Más tarde se fundaron las tempranas universidades de las capitales de los virreinatos de Nueva España y Perú, erigidas respectivamente el 12 de mayo y el 21 de septiembre de 1551 en México y Lima. Son las universidades de San Pablo y San Marcos.

En nuestro territorio, impusieron su huella imborrable las universidades de San Ignacio, luego San Carlos, localizada en Córdoba en 1613, San Francisco Javier, en Charcas o Chuquisaca en 1623, y San Felipe, en Santiago de Chile en 1728.

La manzana de las luces, conocida así porque es precisamente allí donde se gestaron las luces del conocimiento que alumbraron a muchos de los próceres de la nación y ciudadanos de nuestro país, se transformó con el paso del tiempo, sin perder su esencia primigenia y fundante, en un ámbito exquisito de museos, que testimonian el espléndido pasado de la Universitas Curdubensis Tucumanae, ingresando ya a transitar los promisorios territorios de su quinto centenario.

La Universidad rápidamente desarrolló acciones tendientes a la puesta en valor de esta señera área, cuidando, organizando, reordenando e instalando esmeradamente sus colecciones museográficas.

La Antigua Librería Jesuítica perteneció originariamente a la entonces Universidad de Córdoba hasta que la Junta de Temporalidades la desmembró, luego de que la Compañía de Jesús fuera expulsada de las tierras americanas el 27 de febrero de 1767 por Real Cédula de Carlos III.

El de 26 de noviembre de 1810, la Junta de Mayo, dispuso mediante Decreto el traslado de los mejores libros de la “Librería Grande” a Buenos Aires, iniciando de esta manera la integración de la Biblioteca Pública, antecedentes de la hoy Biblioteca Nacional.

Por Decreto 1376/99 PEN resolvió encomendar a la Universidad Nacional de Córdoba la tenencia, custodia y conservación de los libros que integraban originariamente la Liberaría Jesuítica que se encontraba en reparticiones públicas del orden nacional, el decreto fue aprobado el 25 de noviembre de 1999.

“La reunificación de la Liberaría o Biblioteca Jesuítica, se enmarca dentro de un proyecto de notable ambición y viabilidad como es el de instalar un museo en el edificio histórico de la Universidad, en la manzana jesuítica (…) Así concluyó el trámite de reunificación de la Antigua Biblioteca Jesuítica, constituyendo un imperativo de justicia histórica y un acto de integración del patrimonio cultural de la Universidad Nacional de Córdoba.”[2]

Desde ese entonces la Manzana Jesuítica de Córdoba se convirtió en uno de los espacios más visitados y admirados de la ciudad de Córdoba.

La declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad fue efectuada el 29 de noviembre de 2000 en la ciudad de Cairns, Australia, por parte de la UNESCO, al conjunto Jesuítico en Córdobaconstituido por la Manzana Jesuítica y las cinco estancias jesuíticas: Colonia Caroya (1616), Jesús María (1618), Santa Catalina (1622), Alta Gracia (1643), y La Candelaria (1683) que“(…) conforman ejemplos excepcionales de un vasto sistema religioso, político, económico, legal y cultural, en donde convergen los legados de jesuitas, de pueblos originarios y personas africanas esclavizadas (…)”.

El 27 de julio de 2022 se concretó un nuevo proyecto que llena de profundo orgullo e inmensa felicidad a toda la comunidad universitaria, contribuyendo a la puesta en valor de ese maravilloso espacio: la inauguración del Centro Cultural de la UNC, Paseo Córdoba de la Nueva Andalucía, que integra otro importante ámbito cultural en el centro histórico de nuestra ciudad.

La creación de este Centro es un proyecto integral que cuenta con la aprobación de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, y consta de tres construcciones de distintas épocas: el Antiguo Refectorio o comedor jesuítico y un importante lugar de reunión, donde funcionó la Sociedad Unión y Progreso.Posteriormente, se incorporó la sede del Instituto Tecnológico Universitario (ITU), y un flamante edificio de características más modernas.

Este ámbito cultural de inmenso valor patrimonial permite disfrutar a los cordobeses y cordobesas, como a quienes llegan de visita, de un sitio de gran valor arquitectónico, histórico, turístico y recreativo. En pocos metros se encontrarán con edificaciones y vestigios de diferentes siglos, constituye una experiencia única de nuestra ciudad.

En el transcurso de esos añosy hasta la actualidad se intenta darle a esta Manzana el reconocimiento y el valor que representa para nuestra querida Córdoba, a través de ella se pueden apreciar años de historia y sucesos que marcaron el rumbo de la ciudad y de la Universidad Nacional de Córdoba. Por ello, resulta de vital importancia recordarla, conocerla, transitarla, fomentar el acceso del público en general y la realización de investigaciones científicas relacionadas a ella a fin de proyectar en la sociedad parte del legado dejado por los fundadores de Córdoba y la orden jesuita.

Además, cabe mencionar que el Colegio Máximo de 1610, gracias al impulso del Obispo Juan Fernando de Trejo y Sanabria y bajo la tutela de los jesuitas, se impartieron clases de Filosofía y Teología. En 1613 comenzaron los estudios superiores de latín, artes y teología en el Colegio Máximo de Córdoba, que se convirtió en el establecimiento inicial para fundar la actual y prestigiosa Universidad Nacional de Córdoba.

En el marco de la conmemoración del vigésimo segundo aniversario de la declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO se celebró un convenio entre la UNC – Comisión Nacional de la Manzana Jesuítica y la Municipalidad de Córdoba, en el proyecto Respira Córdoba – Unión Europea mediante el cual el municipio asumió el compromiso de llevar adelante el proyecto recuperando el valor histórico, patrimonial y paisajístico del Área Central desde la gobernanza humana, el que se encuentra en su etapa de ejecución para lo que es necesaria la intervención de distintos espacios públicos del Área Central de la ciudad de Córdoba, encontrándose la Manzana Jesuita dentro de ella.

Esta vinculación interinstitucional pone de manifiesto el trabajo conjunto y coordinado que, desde el retorno a la democracia, se viene desarrollando en pos de la construcción físico-vivencial de los espacios públicos como herramienta cultural y social de todos los cordobeses.

Este 6 de Julio la Ciudad de Córdoba celebra sus 450 años, con el enorme valor que representan los 40 años de democracia ininterrumpida en Argentina y los 410 apasionados años de lúcida existencia de trabajo continuo e ininterrumpido de la querida Universidad pública, gratuita, laica e inclusiva con responsabilidad y compromiso social.

¡Feliz aniversario querida ciudad de Córdoba!


[1] Otros autores sostienen que Cabrera recibió el garrote junto a su propio lecho de enfermo.

[2] Ramón Pedro Yanzi Ferreira. Un decreto ajustado a derecho. Publicado en el libro La Biblioteca Jesuítica de la Universidad Nacional de Córdoba. Taller General de Imprenta de la Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, 2000.